Las sesiones de recién nacido son muy difíciles, puede pasar de todo. Algunos bebés no duermen en toda la sesión. A otros no les gusta sentirse desprotegido y prefieren estar tapados. Otros se pasan la sesión con las piernas estiradas. Y luego están los que lloran. Cuando un bebé llora, pasa algo.
Pueden empezar demasiado temprano con cólicos, que no es lo normal pero a veces pasa. Y también pueden llorar por estar incómodos en un sitio nuevo. Pero Alma lloraba por hambre.
Fue difícil pero conseguimos unas cuantas fotos antes de iniciar el llanto. Quedaron pendientes algunas más con los papás, pero hasta que el pediatra les contó que la niña no se saciaba no supimos el porqué de su llanto. Todas éstas cosas hacen que la fotografía de recién nacidos sea lo más complicado de la fotografía social. Pero vale la pena.
Me gustan los niños, me encantan, me aportan energía, me hacen reír con sus ocurrencias y ver la vida de forma mucho más bonita. Me dan paciencia y me han hecho ver que las cosas verdaderamente importantes no son las que precisamente nos ocupan la mente a los adultos, así que estoy encantada de haberme especializado en fotografía infantil.