Mario y Lucas son primos de Mateo y Vega. Si me lo pasé bien con sus primos, el estudio tembló con éstos dos locos, literalmente. Son muy movidos, pero no más que cualquier niño de su edad. Sus padres les llevaron tal cual son ellos, sin más. No hace falta llevar la ropa de los domingos para una sesión de fotos. Cuanto más sencillo sea todo, mejor.
Buscamos la naturalidad de los niños y sus expresiones espontáneas. Hubo pasteles de mentira, piruletas de verdad, risas y sonrisas, algún mordisco… lo normal…
Yo me lo pasé genial, y creo que ellos también. Os dejo con algunas de las imágenes de aquella tarde, y dentro de poco, aún más.
Me gustan los niños, me encantan, me aportan energía, me hacen reír con sus ocurrencias y ver la vida de forma mucho más bonita. Me dan paciencia y me han hecho ver que las cosas verdaderamente importantes no son las que precisamente nos ocupan la mente a los adultos, así que estoy encantada de haberme especializado en fotografía infantil.