Siempre recomiendo esperar a los 5-6 meses de edad para hacer una sesión. Los bebés sujetan mejor la cabeza, pueden estar sentados, apoyados en algo, reaccionan más a los estímulos, se cogen los pies… Pero algunas veces los papás quieren fotos de su bebé con menos tiempo o necesitan algunas imágenes para un recordatorio de bautizo. Entonces hay que sacar todo el ingenio y afrontar una sesión cuanto menos complicada. Pero Mateo me lo puso muy fácil. Un bebé de lo más tranquilo que se portó francamente bien durante la sesión en el estudio.
Me gustan los niños, me encantan, me aportan energía, me hacen reír con sus ocurrencias y ver la vida de forma mucho más bonita. Me dan paciencia y me han hecho ver que las cosas verdaderamente importantes no son las que precisamente nos ocupan la mente a los adultos, así que estoy encantada de haberme especializado en fotografía infantil.