Y familia… A Mónica le regalaron un vale-regalo que en un principio era para una sesión de Fernando, el pequeñajo que revolucionó la sesión. Pero la tripita de su madre creció y aprovecharon para una fotos familiares.
Pasamos un rato muy divertido intentando que Fernando estuviera más de medio segundo quieto. Como todo niño de su edad, nada funcionaba.
Aunque el poder de los gusanitos es grande, muy grande…
Me gustan los niños, me encantan, me aportan energía, me hacen reír con sus ocurrencias y ver la vida de forma mucho más bonita. Me dan paciencia y me han hecho ver que las cosas verdaderamente importantes no son las que precisamente nos ocupan la mente a los adultos, así que estoy encantada de haberme especializado en fotografía infantil.