Gabriela ya pasó por aquí y con tanto desparpajo era inevitable que repitiera. Ésta vez, con sus botas rosas, sus divertidos gorros y una madre que ya quisiera cualquier fotógrafo para sus sesiones. La dejó tirarse al suelo, meterse en los charcos (literalmente) correr como una loca…
En resumidas cuentas, la dejó disfrutar, y eso es lo que buscamos en las fotos, la verdadera libertad de ser niños. Con ésta sesión, nos cercamos un poquito más. gracias por ése ratito tan bueno.
Me gustan los niños, me encantan, me aportan energía, me hacen reír con sus ocurrencias y ver la vida de forma mucho más bonita. Me dan paciencia y me han hecho ver que las cosas verdaderamente importantes no son las que precisamente nos ocupan la mente a los adultos, así que estoy encantada de haberme especializado en fotografía infantil.