Yo quería pillar a Sara dormida, pero ésta pequeña, al igual que su hermano Oliver, no tenía ningún interés en cerrar sus preciosos ojos. Aún así, sus expresiones eran plácidas como pocas veces he visto en recién nacidos (me refiero al manipularles para hacer las fotos). Tranquila y apacible, me lo puso muy fácil. Claro que ya nos conocíamos…
Hace 2 años y medio le hice las fotos a Oliver, y ahí se puede apreciar la diferencia, mi evolución. No voy a quitar los trabajos publicados anteriormente, son parte de mi propia formación como fotógrafa. Y espero que dentro de otros dos años, mejore, que cada día, mejore.
Me gustan los niños, me encantan, me aportan energía, me hacen reír con sus ocurrencias y ver la vida de forma mucho más bonita. Me dan paciencia y me han hecho ver que las cosas verdaderamente importantes no son las que precisamente nos ocupan la mente a los adultos, así que estoy encantada de haberme especializado en fotografía infantil.